Situada en una aldea del magnífico valle de Belleville, esta casa de madera y piedra estaba amenaza de caer en ruina, totalmente renovada en un espíritu chalet, por un oficial de la región, esta, es la historia de una exitosa metamorfosis, alianza entre el confort y el encanto. Objetos buscados en anticuarios de la región, muebles, espejos, e iconos nativos participan en esta decoración intemporal, repleta de encanto.
Después de una jornada de ski y de pasar frío, es agradable relajarse y calentarse delante de un buen fuego, chimenea en piedra recuperada. En esta extraordinaria estación de ski de Saint-Martin-de- Belleville, esta antigua casa, era parte de una iglesia hecha en granito. La situación inmejorable de le Trois Vallées con una superficie esquiaba inmensa, tiene todo para haber seducido a los amateur del ski, como Anne Françoise y Anders, ellos no se imaginaban instalarse en un espacio moderno y algo frío. Después de mucho buscar, descubrieron esta casa medio en ruinas, los nuevos propietarios, decidieron contratar al ebanista y carpintero, Auguste, su padre, amante de la madera, transformó, esta casa en un verdadero «Chalet» de montaña. Originario del valle, este carpintero, ha recuperado, el espíritu tradicional de la zona. No ha cambiado los volúmenes, pero los ha vestido totalmente de piedra y madera.
Fuego en la chimenea, grandes sofás tapizados de lana de la manufactura de Arpin, la última manufactura del valle, decoración de antaño, llena de calidad y encanto.
Realizada en madera, la escalera sube a los dormitorios, colección de cencerros y de objetos relacionados con la zona, espectacular y estratégicamente expuestos.
Aquí, nada de separaciones superfluas, el comedor está a continuación del salón, se puede apreciar los dos espacios de un golpe de vista, por otra parte pilares y techo dan ritmo y compartimentan este gran volumen.
Gran amante del vino, el carpintero maestro ha construido, una cava degustación, donde sobre un tonel que hace las veces de mesa se puede hacer una degustación. Banastos, objetos varios relacionados con la región, penden de las paredes, para recordar donde está la casa, independientemente de su potencial decorativo.
Para agrandar visualmente el espacio, el decorador ha dispuesto los travesaños de los muros en horizontal, este dormitorio se cierra con dos puertas abatibles en madera de pino amarillo, que se abren a un relajante salón, las planchas de madera han sido recuperadas, incorporan el encanto de la pátina del tiempo.
Monísimo y simple, esta habitación, ubicada en la buhardilla hace las delicias de los niños.
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