En el corazón del valle de Semois, el castillo Lacrou construido en 1893 en una propiedad de 4 hectáreas, ha vivido varias etapas, casa familiar, lugar de jubilados, después hotel con encanto, antes de convertirse en esta majestuosa estancia de vacaciones. Estaba deshabitada desde 2010, cuando Pierre y Julie, lo visitaron y decidieron adquirirlo, «Dejarlo en su esencia, el castillo construido en cinco niveles, ofrece 350 metros cuadrados habitables, tenía necesidad de una decoración más moderna, nueva cocina, pero en general en buen estado. Les sedujo, los magníficos volúmenes, sus maravillosas boiseries, sus suelos de mosaico…y su parque con su vista sobre la Semois». Los nuevos propietarios contrataron al Geert Praet, decorador especializado en antigüedades, decorar las numerosas habitaciones del castillo. Construido con la piedra de la zona, este increíble castillo ofrece, catorce habitaciones con sus baños, diversas salas para convivir y varias terrazas para disfrutar del parque y las vistas.
Al lado de la cocina, el comedor con una larga mesa en madera natural, está concebida para 24 comensales, una lámpara diseñada con una serie de bombillas que penden del mismo soporte, le dan el toque de modernidad.
Salón de lectura, acogedor espacio, para refugiarse del mal tiempo alrededor de la chimenea, todas las butacas estaban en el castillo, han sido retapizadas en terciopelo, y sus patas pintadas en negro a juego de las magníficas baldosas del suelo, la mesa baja ha sido realizada con un trozo de parquet antiguo recuperado.
En este pequeño salón para la televisión. Las boiseries rústicas, las grandes puertas en madera en acordeón, que separan de la cocina, han sido decapadas, tratadas para obtener un color más claro y natural, a juego con la cocina en pino macizo, el sofacito en capitoné encontrado en anticuario, lámparas suspendidas de estilo industrial, le dan el toque de modernidad.
Un máximo de elementos antiguos han sido conservados, todos los suelos, las boiseries, como la escalera original. Pero la antigua cocina, se ha transformado en una gran cocina, toda en madera de pino natural, y en piedra azul de Hainaut (Bélgica).
El tono topo de los muros, le dan el toque moderno al clasicismo del mármol.
Encantador espíritu en este dormitorio, se distingue por la tonalidad de los muros, pintados en un suave verde que contrasta con la colcha en terciopelo rosa, la lámpara del techo nos remiten a los orígenes del castillo.
Debajo del techo, el dormitorio principal, en el mismo tono, tanto la madera como el ladrillo visto, lámpara antigua.
Los muros, la pintura se ha tratado a la antigua, eligiendo tonalidades suaves, inspirados en la naturaleza omnipresente alrededor del castillo.
Art&Décoration. Nº 528 Décembre 2017.