Desde un espíritu de unidad, la terraza que rodea la casa, la piscina y el espacio que la rodea, han sido realizadas con la misma piedra gris, esta piedra en la piscina le otorga al agua unos bonitos reflejos azul marino. La fachada de la casa se ha realizado en una mezcla de piedra y enlucido, se esconde detrás de la palmera, el toque encantador a la propiedad.
Apasionados del arte, en todas sus formas, los propietarios han acumulado a lo largo de los años numerosos tesoros que les han acompañado a lo largo de todas las casas que han habitado. Para comenzar, esta casa de construcción de 1960, que según la dueña «Fabienne» un caso desesperado, la mejor sorpresa fue la majestuosa palmera. Debajo del gran eucalipto, las butacas Adirondack en madera de cedro se disponen alrededor de una mesa baja hecha en cemento «Buenísima idea» El color se introduce con almohadones, amarillos, rosas, por supuesto flores.
Del comedor a la terraza, hay solo dos pasos, se unifican con la misma piedra gris, un secreter de madera portugués, algo recargado se suaviza con las sillas vintage, un mix perfecto. Sillas «Tulipe» desuñadas por Eero Saarinen.
En el salón de tintes suaves, mezcla los estilos y las épocas sin complejos, algunos objetos aportan un toque de color, otros recuerdan el espíritu viajero de los propietarios, como un gallo en cerámica portugués color naranja que realza el sofá en lino. La butaca Luis XV herencia familiar, tapizada en retor con los clavos vistos, no le hace falta nada más, tiene suficiente exquisitez. La luz accede al salón, tamizada por las cortinas de lino.
Otro angulo del comedor. Es un himno al eclécticismo, desde la calidad, diseño, originalidad, todo se puede mezclar.
La cocina ha sido realizada a medida, en madera de pino, las encimaras en Corian, los taburetes altos tapizados de lino antiguo. Las lámparas colgantes de Habitat.
El dormitorio dispone de terraza privada, colores dominantes el blanco y el negro, puntuales toques de amarillo, espejo redondo de Ikea, lámpara guirlande de Habitat.
El antiguo granero, ha sido convertido en un sombreado salón, una larga banqueta en cemento recubierta por colchoneta y originales cojines, invitan al relax, un banco en madera y dos butacas compradas en un brocante de la zona, completan la decoración. Las mesas bajas, realizadas por un herrero «Me encantan».
Art&Décoration. nº 524
