autenticidad reencontrada, el pardalot, ofelia aparici

En esta edificación de blancos postigos. Florence ha utilizado todo su arte de buscadora de tesoros y de la pátina, para conseguir de esta vieja señora dormida en el tiempo, un nuevo aire de autenticidad, para poder disfrutar toda la familia. Una vieja edificación de hace 400 años en la isla de Oléron, ha sido objeto de una renovación que ha conseguido un auténtico lavado de cara tanto en el exterior como en el interior.

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La casa se ha llenado de objetos chinés (objetos antiguos adquiridos en anticuarios, mercadillos etc) a lo largo de los años, se han instalado como si siempre hubieran estado allí.

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Esta pareja de parisinos con cinco hijos, siempre han pasado las vacaciones en la isla de Ré, decidieron comprar una casa para el verano. La encontraron, en una isla menos conocida Oléron, más auténtica, menos turística, más barata y también rica en fabulosas playas y pequeños pueblos. La casa de sus sueños, una inmensa edificación de hace 400 años, dotada de un gran jardín y una serie de dependencias más o menos en ruinas. En dos palabras, una casa de pueblo con todo el encanto del campo.

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Florence practica con brio el arte de la pátina. Todos los muebles que ha adquirido, los ha patinado y forman un universo homogéneo en acuerdo con los viejos muros. En el luminoso salón, la blancura de la piedra calcárea de una antigua chimenea, se asocia al tono de las piedras de los muros dejados aparentes.

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Nada nuevo se ha comprado, cuando esto ha sido necesario como en la cocina, los objetos han sido patinados para fundirse con la atmósfera general. La gran cocina se abre al jardín y ofrece la cara de una auténtica cocina de antaño. Mesa de granja, aparador de puertas en tela metálica rústico, fregadero de piedra, todo se ha ido adquiriendo en el hilo del tiempo con un claro propósito, la adquisición de una casa familiar. El suelo de baldosas de mármol travertin envejecido han reemplazado a las antiguas, imposible recuperarlas.

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El comedor se comunica con la cocina, queda patente en los muros de acceso al mismo, lo imponente de sus piedras de su construcción. Decoración sobria, de época, en tonos suaves.

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Para conservar el espíritu de origen de la construcción, las piedras se han conservado y descubierto, los postigos se han vuelto a pintar en blanco. Todo enfocado a respetar el alma de la vieja casa.

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Domina el tono azul sobre fondo blanco en la cocina, con un fin de recordar su zona marítima. Una ingeniosa idea, el fondo de la cocina forma como una sucesión de olas que contribuye a la atmósfera marítima.

 

 

Campagne Chic&Broc, nº19.

 

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