Es espectacular, como reluce la calidad de los objetos antiguos, de antaño, sale a la luz el buen hacer de aquellos artesanos, que trabajaban con profesionalidad y sin prisas, hasta las aleaciones de los metales, superan el tiempo con dignidad.
Este carrito que compré en un desguace, a saber en qué salón de hotel, o barco, habrá servido exquisitos manjares. Hay, si pudiera hablar, si nos pudiera hablar nos contaría, a que elegantes personajes, vio y estuvo compartiendo, como testigo inerte, anécdotas o quizá secretos de amor, siempre he pensado con las antigüedades, como objetos con vida con alma ¿Quien las habrá tocado? ¿Qué habrán guardado? Algunas piezas se puede rastrear su procedencia, incluso llegar a averiguar a quién perteneció la pieza. Es una labor de detective, que me entusiasma.
Lo he limpiado con producto para la plata, y de este material parece, es de alpaca de buenísima calidad, de la que ya no existe, de la que perdurará en el tiempo imperturbable, y desde luego en una decoración, champagne chic, va de maravilla, se integra en ella como si siempre hubiera estado allí. Esto es habitual, en las piezas con estilo con clase, se integran en no importa que espacio.
Por supuesto, de momento no lo voy a utilizar para lo que fue concebido, sin embargo, en cualquier lugar que lo ubique, lucirá tiene carácter, dignidad para seguir siendo lo que fue en los comedores de grandes transatlánticos de lujo, y digo esto, ya que lo encontré en un puerto de mar.
