He estado de desembalajes en Francia. Ya he comentado que me fascina, participar de ese momento donde a las ocho en punto suena la trompetilla, y se lazan los rastreadores de mercancía de más o menos época, en busca de la pieza, anticuarios de todo el mundo: Ingleses, italianos, americanos, japoneses, olvidan en el momento de la entrada las buenas formas y a codazo limpio empieza la sesión.
El mueble policromado sigue siendo un plus, pero hay policromías buenas y malas. De una manera industrializada se hacen ahora, el mueble aunque tenga estructura de época en mi opinión pierde todo su encanto.
Lo extraordinario es que vienen anticuarios de otras zonas de Europa, personalmente la mercancía que traen los italianos me encanta.
Esta mesa tipo refectorio, para cocina o utilizada como consola, con la encimara de zinc, me parece divina, probablemente sería el mostrador de un antiguo comercio, o un mueble de oficio.
Librerías que pertenecieron a un banco como archivadores. Me encanta el espíritu de recuperar. «Aquí no se tira nada».
