Montpelier, a pesar del día, frío, lluvia, el ambiente igual de movido, entran los comerciantes a la caza y captura.
Rinconera italiana del siglo XVIII, fantástica el mueble italiano me encanta, una mezcla de barroco con clásico que solo ellos saben hacer.
Estos puestos donde se mezclan objetos, muebles, pintura, son donde uno demuestra que es un experto, a un golpe de vista puedes reconocer, lo bueno de la basurrilla.
Librería imponente, elegante, con tela metálica, se ponía para evitar que entraran los ratones a comerse los libros.
Pura decoración, imitando los plintos del colegio, por lo menos yo en clase de gimnasia los saltábamos. Pues ahora este belga los vende como churros para decoración, por supuesto son piezas nuevas basadas en las antiguas, hechas con calidad, de cuero, para mesas, asientos, en cualquier rincón.