He estado en el desembalaje de Chartres (Francia) donde se dan cita multitud de anticuarios de todo el mundo y de brocantes, estos últimos se dedican a comerciar con una mercancía más sencilla y asequible. Condición imprescindible para asistir: Ser profesional, e ir abrigado como si fueras a pasar los Alpes. «Nevando».
Comienza a las ocho de la mañana, todavía no hay mucha luz, muchos compradores van con linterna, realmente se tiene que ser un gran entendido, para asomarte a un camión y elegir una cómoda.
Multitud de expositores en el exterior y en el interior. Las transacciones se realizan a toda mecha, ya que lo bueno desaparece enseguida. No se puede olvidar que los compradores son expertos.
Hay de todo, algunos remolques se podría pensar que parecen la mudanza de una chabola.
Me encanta la cama plegable de la foto, todos los muebles a la intemperie, toda la mercancía está para restaurar.
Toda clase de objetos antiguos, es una locura que acaba en tres horas como mucho.
Así se carga la mercancía, estos anticuarios trabajan con pasión.
Y han llegado los chinos, hasta en Chartres.
Hay que ir con camión, lo que compras te lo llevas puesto. Y nevando, a menos cuatro grados.
Por Ofelia Aparici.