Luminoso, romántico, nostálgico, con la gracia de la pátina, la habitación es el centro de estas casas. Debajo de las bóveda de piedras ancestrales, una pizca de frescor, en el antiguo granero se ha improvisado la habitación principal.
No importa que la cama sea de madera , de hierro, los dormitorios tienen un encanto especial, adornados con centros florales de la Provenza.
Acogedor dormitorio en este dormitorio teñido de modernidad con un suelo de cemento pulido. Los muros patinados de un verde claro que combinan en armonía con el mobiliario provenzal y así con el rojo bermellón de la colcha y las puertas del dormitorio.
La habitación de invitados se ha pintado en tonos azules y grises, una original decoración, el tabique que hace de cabecero de cama, se ha vestido de tablas patinadas, las escaleras permiten acceder a la cama para niños que está en la parte superior, se completa la decoración con apliques encontrados en la región.
La Provenza le debe un gran favor a Luis XIV, ya que gracias a la intervención de los indianos considerados importantes comerciantes de sedosas telas de la época ,amontonaban grandes stocks de algodón. Es a partir de este momento que las mujeres echan mano de su imaginación e inventaron una nueva manera de bordar. Nació en esa época el piqué de algodón y los bordados provenzales. En el siglo XVII y XVIII, se convirtió en un verdadero arte con un lenguaje simbólico particular.
Los motivos pueden evocar la vida, las esperanzas, los sueños de la joven casadera. Los bordados de los nobles se componían de escudos y en ocasiones con telas más ricas. La técnica se transmite de madres a hijas, desgraciadamente ha llegado la industrialización, pero todavía perdura la tradición para aficionados.
Art&Décoration. Maisons en Provence.