La decoradora Nicole Joinau ha rehabilitado de píes a cabeza un pabellón de los «70», irreconocible con sus muros de madera blanca en lugar de el enlucido rústico, se ha convertido en una luminosa casa de vacaciones muy confortable.
Las paredes de listones de madera en blanco, recuerdan las cabañas de pescadores locales, el salón sin ningún tabique y abierto al espacio exterior por grandes ventanales, el salón se ha convertido en un espacio luminoso al estilo de Cap-Ferret. Me encantan los sofás en azul son Home Spirit.
Grandes ventanales y madera blanca, el comedor sencillo funcional con mucha calidad, una gran mesa de madera maciza rodeada de sillas fabricadas a partir de papel trenzado. Lámparas en ratán negro
La cocina ha sido realizada a medida, en madera de pino, la encimara de trabajo en granito negro, mesa que hace de transición entre el salón y cocina. Cuando los materiales son nobles : Madera, granito, no hace falta mucha más floritura.
Con su bañera como una isla, el suelo de baldosas de cemento en blanco y negro, el lavabo en consola sobre pies tubulares en acero, el baño principal adquiere un estilo retro de los años «30».
Para conseguir optimizar el espacio, esta habitación donde se ha aprovechado el techo en buhardilla para colocar astutamente dos camas más, es una casa de vacaciones donde se recibe a mucha gente. Toda la estructura se ha hecho a medida, la combinación de tono blanco del techo y estructura de la litera, con el azul de los muros me parece un acierto.
Art&Décoration, nº 524