La arquitecta de interiores Walda Pairon, nos ha abierto las puertas de su casa situada en la verde periferia de Amberas. El lugar refleja con brío su visión del buen vivir; una naturaleza omnipresente, una rica decoración impregnada de serenidad. Dentro de la maravillosa vegetación, la edificación se compone de dos distintas zonas; en el centro una inmensa terraza vidriada convertida en salón de verano.
En un estilo elegante, abundante y sobrio al mismo tiempo, complementan a la naturaleza al color y a la convivencia. La arquitectura crea ambientes encantadores y refinados. Las grandes puertas correderas vidriadas se abren directamente al jardín.»Comunicar el exterior con el interior, abrir perspectiva sobre el jardín, tratar el exterior como el interior, son razones de peso para mí» Dice Walda Pairon.
Decoración al mismo tiempo rústica y refinada en la terraza cubierta, donde cada objeto ha sido pensado. Un armario tronco, acoge la reserva de madera para la chimenea de piedra de Bourgogne. Un duo de colores asocian los verdes y el viejo rosa animan el espacio, consiguen un encantador ambiente otoñal.
La cocina de la terraza cubierta, se ha instalado en un extremo del vasto espacio, debajo de una antigua escalera, al lado el espacio para la comida, se prolonga sin ruptura al ambiente del salón todo hacia el bosque y animado por una sucesión de puestas en escena que siempre integran composiciones vegetales.
La mirada abarca todo el espacio: Naturalezas muertas, toques de color, bouquets….Cada detalle pone en valor los muebles y objetos «Chinés» que habitan este jardín cubierto.
La cocina anteriormente era una pieza independiente, hoy en día se abre al comedor y al salón. Una gran obra, se ha eliminado dos grandes muros, los materiales utilizados le aportan un carácter intemporal. El suelo copia el anterior, baldosas de barro cocido encuadradas por piedra azul. La encimera se acomoda al antiguo mobiliario. Esta puesta en escena, recuerda a las antiguas cocinas flamencas. En el salón la chimenea siempre encendida calienta el invierno, perpetua la tradición de las veladas alrededor del fuego. Mobiliario en maderas nobles, sillas capitoné, naturalezas muertas, flores frescas sobre las mesas o los molletes de las ventanas, atmósfera impregnada de autenticidad. Todo es sutil y nada se ha dejado al azahar. Para Walda: Elegir el sitio de cada objeto y de cada color es el fruto de una profunda reflexión.
Ambiente casi monacal en este dormitorio, que utiliza los tonos ocres que dominan toda la casa, pero aquí sin toques de color, austeridad flamenca.
Cuarto de baño de estilo campestre, bañera de época de patas de garra de águila, tarima en madera lavada en el suelo, simplicidad y elegancia.
Campagne Chic&Broc. Nº24
