Siempre he tenido la idea de mezclar las antigüedades con pintura contemporánea, y sumado que la pintura ha sido de mis asignaturas favoritas, me atrae profundizar en esta expresión artística que tan unida va al ser humano, tengo un gran respeto por esta manifestación artística y nunca compraría un cuadro porque va bien con las cortinas, somera tontería que a veces expresa la ignorancia. Básicamente, lo bueno, lo de calidad, siempre casa bien independientemente de la época a la cual pertenezca.
En mi periodo en Madrid en el cual he tenido tienda, realicé varias exposiciones, de artistas que me trasmitieron su calidad y preparación, de todos me he quedado con obra de ellos, y de todos estoy más o menos al tanto y me gustaría seguir informando de su trayectoria.
Mi primera exposición, la realice en mi tienda galería del barrio de Salamanca en Madrid, en aquel momento aposté por artistas que estaban becados en Madrid, por la prestigiosa casa de Velázquez, esto por sí mismo es una apuesta segura, ya que están seleccionados por su buen hacer y por que transmiten algo para pensar y para disfrutar.
Françoise Ménard, expuso en mi galería en Mayo de 1998, becada por la Casa de Velázquez, tuvo gran repercusión en el mundo cultural de Madrid, nos entrevistaron a ella y a mí, para un programa cultural matinal ( Por supuesto) me sorprendió gratamente esta entrevista, yo solamente me guié por la sensación que me transmitían, esos: Marabús, monos, elefantes, flamencos y paisajes dibujados en un mundo onírico, como en una nebulosa, que me recordaba al sfumato de el pintor del Renacimiento italiano Rafael. Gran persona Françoise y como suele pasar con los grandes artistas, sencilla, humana y entrañable.
Jacques Dromart, de este artista becado por la Casa de Velázquez , me sedujo, su gran técnica, el color y luz que dinamizaban su obra, expuso en Febrero del año 1998, y conocerlo fue un honor, como no puede ser de otra manera sencillo y de una gran calidad humana.
