Esta granja del siglo XVIII, ha sido restaurada en la tradición, con sus vigas a la vista, sus ventanas pequeñas y sus tragaluces en el tejado. Una auténtica granja.
Baldosines en barro cocido, boiseries antiguas repintadas en un tono azul suave que da calidez al ambiente, mobiliario rústico recuperado.
Todo ha sido preservado, restaurado con mimo y autenticidad en esta granja, vajillero del siglo XVIII con una colección de cerámica de época.
El espíritu normando, está muy presente en este comedor con solería de barro cocido, sillas de origen alemán aportan un toque de distinción.
Les secret des belles maisones. Art&Decoration.