Por fin, en Levante poco invierno tenemos, son solo tres o cuatro meses, a mí personalmente me gusta, en el campo es un lujo sentirlo, y la lluvia es necesaria la tierra la absorbe con necesidad, todas estas sensaciones, no se perciben en las ciudades, en las ciudades, yo recuerdo la lluvia molesta, en el campo se nota que es imprescindible, y te das cuenta que estas a espesas de ella, no se puede controlar.
Mi felicidad actual tiene mucho que ver, en cómo me relacciono con la tierra que me rodea, me he dado cuenta que formo parte de ella, la admiro y la respeto, estoy convencida, que si queremos sobrevivir tenemos que ir con la naturaleza no en contra de ella. Las personas no deberían perder el contacto con la naturaleza, viviendo en las ciudades se pierde esta sensación de pertenencia, por eso no se respeta, se explota y en algunas ocasiones la naturaleza se enfada, si seguimos con la misma actitud hacia ella, veremos muchas más catástrofes.
A mí me gusta más el frío que el calor, yo funciono mejor, mis alanos está claro que no, se asoman y piensan sal tú, que yo vigilo desde aquí.
Yo les digo “Pero, si sois alanos, se supone que vuestros ancestros cazaban en la nieve” Estos alanos evolucionados a la comodidad de la chimenea, a nadie le amarga un dulce, tontos no son.
