La arquitecta de interiores Walda Pairon, nos abre las puertas de su casa situada en un barrio verde de Amberes. Refleja con pasión su visión del bien vivir, una naturaleza omnipresente, una decoración basada en la fusión, impregnada de serenidad. La casa profundamente ligada al jardín. Plantas insólitas, como la guanera con sus hojas gigantes rompen la silueta un poco estricta de los macizos de boj.
Un verdadero salón verde, «Orangerie» o terraza cubierta, con plantas por doquier que exaltan olor a tierra. Está decorada como un salón de invierno, la impresionante chimenea en piedra, traida de Francia. Los muebles rebuscados en diferentes mercadillos, cuentan una historia, como el armario «Tronco» al lado del chimenea, la silla en madera en bruto que evoca la tradición popular saboyana del siglo XIXº. Un toque de distinción, la preciosa puerta corredera de cuarterones de vidrio antiguo.
Finamente esculpidos los macizos de boj, formas gráficas que otorgan relieve al jardín y delimitan pequeños espacios de reposo. Mobiliario de jardín comprado en mercadillos.
En el salón de la casa, una mesa drapeada con tela de seda (Walda Pairon) emplazada delante de un espectacular ventanal, lugar excepcional para disfrutar de la luz natural y las vistas del jardín, Delante fantástico armario italiano, policroma del siglo XIXº, silla «Hueso de cordero» de época Luis XIII, decanters en vidrio de Raphael Pairon.
Colección de objetos de diferentes materias sobre la mesa. La maravilla de la madera con su pátina del tiempo se refleja en la cristalería de (Raphael Pairon), platos en plata. Esta puesta en escena realizada por Walda Pairon, evoca las naturalezas muertas de los grandes maestros de la pintura, del siglo de oro holandés, cuadro anónimo holandés del siglo XVIIº.
Una atmósfera incesante que pone en escena la luz de las estaciones y de las adquisiciones. Numerosas aperturas al jardín, sobre una mesa vestida de un grueso lino, se expone numerosas adquisiciones, como la copa de caracola procedente de Inglaterra, siglo XIXº.
Los espejos reflejan la luz, ajustan la profundidad de las composiciones realizadas por Walda, consola media-luna en nogal, Inglaterra siglo XIXº.
La cocina se distingue por la nobleza de los materiales, piedra azul de Hainaut, muebles y estanterías en madera pintada en gris topo, muros recubiertos de una reedición de azulejos de cerámica de Delft. En el suelo baldosas en barro cocido recuperados, encuadradas por una franja de piedra azul. Piano de cocina Molteni&C. Objetos de vidrio de Raphael Pairon. Silla alsaciana del siglo XIXº.
En el dormitorio la decoración minimalista, pocos objetos y notas de blanco, para no molestar el reposo. Cabecero de cama realizado con dos camas de convento el siglo XVIIIº.
El cuarto de baño, es un espacio fuera de su tiempo, donde los muros en tono claro, ponen en valor el elegante y estiloso mobiliario. Bañera antigua sobre pies, en este caso garra de águila, probablemente inglesa. Mueble realizado a medida, con encimara de piedra azul de Hainaut, lavabos de porcelana blanca. Grifería Czech&Speake.
Walda Pairon, revende una parte de sus muebles en jornada de puertas abiertas, que organiza dos veces al año, sobre cita previa.
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Art&Décoration. Nº527
