De todas las piezas de la casa, el salón es la que se presta con más facilidad a la mezcla de estilos. El espacio, los volúmenes y la posición estratégica en la casa, favorecen una puesta en escena personal. Antiguo o contemporáneo, industrial y vintage, de recuperación, souvenirs, bohemio, chic o barroco, la mezcla está en marcha, con libertad y un falso desorden. Las formas, los colores y los estilos, encuentran coherencia y armonía, el contraste de materiales para modernizar, la justa proporción de formas por equilibrar. Ahora para darse gusto, combinar, asociar, acumular, lo que cuenta es que el lugar cuente su historia, tu historia, y la puesta en escena liberada de normas de decoración, se parezca a tu personalidad.
Una chimenea en mármol neoclásica, y un suelo de mosaico en piedra, sirven como joyero al salón, que juega a la mezcla en la decoración, mesa de fumador en metal, sillas «Vassily» de Marcel Breuer, librerías y canapés o sofás contemporáneos.
Sobre un suelo de carpintería medieval en pino, la modernidad se inscribe en una amplia puesta en escena y una decoración que mezcla estilos con alegría, butacas vintage, espejo tallado en madera dorada, chimenea contemporánea en cemento, integrado a la biblioteca, cuadro de Micky Frau, colores fuertes, llamativos, un canto a la modernidad.
En este joyero luminoso de boiseries pintadas en blanco, el salón mezcla con elegancia, sofás contemporáneos, de Conran Shop, taburetes plegables (Trinidad), una depurada mesa baja, y diversas obras de arte, pinturas y esculturas que tienen un espacio esencial en la decoración. Cuadro de Rimbaud de Troy Henriksen, página manuscrita de Denis Robert, foto de Brigitte Bardot de Just Jaeckin, esculturas de Fabienne Boé de Pirey y Anne Jaeckin.
Otro rincón del mismo salón, en mi opinión, el neutro color blanco roto, hace que resalten con fuerza las obras de arte.
Una chimenea del siglo XVIIIº, tarima de Hungría, decapada, sirven de joyero al mobiliario que mezcla estilos con armonía. Un sofá de B&B Italia, pareja de butacas de los años «50» de Roger Landault, lámparas móviles y una en suspensión Flos. Mesa baja modulaba de Nathalie Broche.
Me encanta este salón, juega con la simetría de la puesta en escena en el tono negro, gris y blanco, la autenticidad de los muebles buscados y transformados, las puertas antiguas apoyadas en el muro, la mesa baja realizada del mismo material, los colores fuertes de los almohadones revientan la austeridad del espacio, en mi opinión sobran.
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