La arquitectura contemporánea y los edificios industriales, transformados en viviendas aportan el privilegio del espacio, los volúmenes y la perspectiva. En estos espacios donde reina el tono blanco, pone en valor la decoración interior, se deshace de artificios, de lo superficial y de lo inútil. La mezcla de estilos, se conjuga para dar calor a un ambiente minimalista, pero también para poner en valor una pieza de época, las bellas proporciones de una cómoda heredada, la elegancia de una pareja de butacas en cuero con su pátina del tiempo, o el encanto intemporal de una cama de reposo en lino, aportan una ruptura de estilos y una carga emocional agradable para vivir.
Un gran mueble de coleccionista de los años «40», cargado de historias de objetos de colección, parejas de guantes, paneles de óptico, un mueble adecuado y perfecto para los volúmenes blancos.
El pasado y el presente, se mezclan sin problema en este espacio con espíritu de blanco luminoso. La arquitectura contemporánea marca la pauta, la imponente escalera, magnífica obra de herrería, estructura los volúmenes. Una mesa del siglo XVIIIº rodeada de sillas de los años «50», acentúa el decálogo de estilos.
En un antiguo garaje convertido en loft, las partición se juega con el color, blanco y negro, acoge muebles de ayer y de hoy. Una mesa ultra-diseño «MDF» (Spiridon), sillas decapadas y tapizadas en terciopelo negro (Slots), y una cómoda del siglo XVIIIº heredada, a cada lado de esta, dos butacas Luis XVI en madera dorada, tapizadas en el mismo terciopelo negro, todo cohabita con estilo. El tríptico firmado Benoît Cousin (Me recuerda a Bacon) personaliza el espacio a la fuerza.
En este Universo ultra-contemporáneo, el piano de cola ha encontrado su sitio debajo del techo de láminas metálicas, la mesa violín o velador decapado y pintado en negro, las sillas de medallón de madera dorada de época LuisXVI, tapizadas en terciopelo negro, hacen un guiño de ojo al pasado.
Esta antigua fábrica de empaquetar miel, se ha transformado en un luminoso loft, la decoración mezcla estilos en la unidad del color blanco. Dos grandes clásicos del diseño, las sillas «Tulipa» de Eero Saarinen (Knoll) La mesa baja de Gae Aulenti (Fontana Arte) y la lámpara de píe «Big Shadow de Marcel Wanders (Cinna), conviven con simplicidad, con una mesa de brocante y sofás de Ikea.
La cocina de esta casa se ha realizado en una fábrica, estilo industrial se refleja en las lámparas antiguas que cuelgan, de (Jerôme Lepert) Las sillas compradas en anticuario, nos remiten a los años «50», todo se mezcla armoniosamente con los muebles blancos de Ikea.
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