Una afición que comparto y me fascina como a los franceses, recuperar pequeños o grandes objetos de antaño, conocer su época para que servían, componer bodegones un poco desordenados, anticuados, de una manera teatral o simple .
Los estilos, la épocas se mezclan sin ningún problema, una sábana antigua pude utilizarse de mantel, un salón de jardín de otra época, se convierte en el comedor de diario, cuando los objetos son auténticos en cualquier espacio quedan bien.
Un convento que data del siglo XVIIIº ha renacido de sus orígenes. La ineludible capilla votiva del siglo XVIIº ha encontrado su espacio en el comedor como si fuera una esquinera, coronada por la talla de angelotes esculpidos acoge en su pedestal una delicada virgen. El suelo en piedra de origen, los muros se han pintado en un verde mate y empolvado, la lámpara en hierro con delicadas lágrimas de cristal. Como mantel se ha utilizado una antigua sábana de grueso algodón que coordina elegantemente con la cubertería de plata y el servicio de mesa en porcelana blanca.
Los estilos contenidos se mezclan sin ningún problema. En este salón parisino, se pude apreciar el sútil mestizaje del mobiliario. El bufete del Siglo XVIIIº con su pátina de época. La butaca de época LuisXVI y su decadente tapicería, se divierten con las voluptuosas curvas de la chaise longue firmada por Le Courbusier.
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