No he podido resistirme a poner más fotos de este suntuoso palacio. La decoración de este espacio, hoy en día sería imposible, pero se pueden sacar ideas y motivos estupendos. Este es el tocador de Wallis Simpson, la duquesa de Windsor, un mueble forrado de seda, damasco azul, se te ocurriría tapizar un mueble, antiguamente se utilizaba mucho.
El cuarto de baño de la duquesa, concebida como de si un cuadro se tratara, con motivos en trompe-lòeil, directamente pintado sobre el muro por el artista ruso Dimitri Bouchene. El retrato de Wallis pendido sobre el espejo, emplazado encima de la bañera, es una ilustración del fotógrafo Cecil Beaton. Recargado, horror vacui, cursi y entrañable.
En la habitación de la duquesa, la cama Imperio está emplazada en un hueco, tapizado en seda, el tono contrasta con el color sublime turquesa de los muros, el color favorito de la duquesa, conocido por «Bleu Wallis». Una simpática colección de almohadones con forma de perro de raza carlino, recuerda la pasión de la duquesa por estos pequeños perros de compañía.
Bordeada por una barandilla en hierro forjado, una sinuosa escalera, parte del hall a un primer piso. En el medio una cómoda en mármol verde diseñada por la decoradora británica Syrie Maugham (1879-1955) esposa del escritor Willian Somerset Maugham.
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