Los felices propietarios de esta edificación de 1930, Sarah y Pierre han confiado la restauración a la arquitecta de interiores Clhoé Hansen, detrás de los muros de piedra, una sobria decoración invita a la quietud. Con sus altos muros de granito, tejas de pizarra, esta casa burguesa sigue los modelos de la arquitectura bretona de principios del siglo XXº. Con sus frontones sobre los ventanales, sus ornamentados balcones todo ello le otorga un aire contundente de otra época.
Vestida dentro de una isla de verdor, la imponente arquitectura en granito de esta casa que no está lejos del centro de Rennes, sedujo a la pareja Sarah y Pierre, la casa estaba en buen estado, parcialmente renovada: La calefacción, las ventanas y repintada. Poco a poco se ha cambiado la cocina, la terraza y acondicionar el último piso para sus hijos.
Los muros, las cortinas y el mobiliario en tono negro aportan mucho caché al comedor. Con puntos turquesa, y como toques cálidos, el suelo de tarima de madera y la lámpara en cobre, máscara africana traiga de viajes.
La cocina se inspira en el estilo de cocina de campo inglesa, solo tres lámparas contemporáneas vienen a compensar este ambiente rústico. Los muebles se han hecho a medida por un artesano de la zona.
La escalera que sube hasta el segundo piso, ha sido salvada y restaurada, la biblioteca la ha diseñado la dueña y se ha hecho a medida, con una idea de tono unitario se ha pintado del mismo tono negro que el comedor.
El dormitorio principal, un mueble de Indonesia hace las veces de cabecero , el tono azul de los muros participa del ambiente Zen, el buda controla los sueños.
Art&Dècoration.Nº539/Mars2019.